Rutas

1. Ruta literaria del Albaicín


La Ruta Literaria del Albaicín es un paseo que se inicia en el mirador de San Cristóbal y finaliza en el mirador de San Nicolás, recorriendo diversos espacios de este barrio granadino declarado Patrimonio de la Humanidad en 1994. Lugares como las plazas de San Bartolomé y San Gregorio Alto, el carmen de la Cruz Blanca y la casa de los Mascarones, entre otros, se ilustran con la lectura de textos de escritores como Federico García Lorca, Francisco Ayala o Rafael Guillén.



Surgen con ecos fantásticos las casas blancas sobre el monte... Enfrente, las torres doradas de la Alhambra enseñan recortadas sobre el cielo azul un sueño oriental.
El Dauro clama sus llantos antiguos lamiendo parajes de leyendas morunas. Sobre el ambiente vibra el sonido de la ciudad.
El Albaicín se amontona sobre la colina, alzando sus torres llenas de gracia mudéjar... Hay una infinita armonía exterior. (…)
En los días claros y maravillosos de esta ciudad magnífica y gloriosa el Albaicín se recorta sobre el azul único del cielo rebosando gracia agreste y encantadora.
Son las calles estrechas, dramáticas, escaleras rarísimas y desvencijadas. (…) Por algunas partes las calles son extraños senderos de miedo y de fuerte inquietud, formadas por tapiales por los que asoman los mantos de jazmines, de enredaderas, de rosales de San Francisco. Se siente ladrar de perros y voces lejanas que llaman a alguien con acento desilusionado y sensual.
Están las casas colocadas como si un viento huracanado las hubiera arremolinado así.
Federico García Lorca
El Albaicín, Impresiones y paisajes


2. Ruta literaria de la Carrera del Darro



La Ruta literaria de la Carrera del Darro es un itinerario que, partiendo de la plaza Nueva y finalizando en el carmen de la Victoria, recorre uno de los espacios urbanos granadinos más conocidos. Lugares como la plaza de Santa Ana, el puente del Cadí, el museo Arqueológico o el paseo de los Tristes, entre otros, son ilustrados con la lectura de textos de autores como Manuel Benítez Carrasco, Antonio Gala o Ángel Ganivet.



Qué silenciosos dormís,
torreones de la Alhambra.
dormís soñando en la muerte
y la muerte está lejana. (…)

Un sueño de largos siglos
por vuestros muros resbala
cuando llega a los cimientos
vuestra muerte está cercana
¡quién fuera como vosotros
y largos siglos soñara!
y desde el sueño cayera
en las sombras de Granada.

Ángel Ganivet



3. Ruta literaria de "El segundo hijo del mercader de sedas"

La Ruta Literaria de El segundo hijo del mercader de sedas, novela histórica del escritor granadino Felipe Romero (1930-1998), parte de la plaza del Carmen y finaliza en el carmen de los Mártires. El itinerario recorre los lugares donde transcurre la vida del personaje protagonista, Alonso de Granada Lomellino, en la Granada de finales del siglo XVI y principios del XVII, época en la que se descubrieron los denominados Libros Plúmbeos, episodio histórico real que articula parte de la novela.



Desde una de las ventanas del palacio de don Pedro lo vi aquella mañana en la plaza de Bib-rambla. Conversaba con otro hombre, junto al puesto en el que en garfios colgaban blancuzcas carnes de cordero. (…) Bajé lo más rápido que pude sin dar razón a nadie de mi marcha, (…) corriendo a la plaza y ya no estaba junto al puesto de la carne. (…) Creí que mi deseo de verle había hecho imaginar su presencia y que realmente ni estaba ni había estado en la plaza. (…) Volví a mirar de un lado a otro, estirando mi cabeza sobre la gente, escudriñando por entre los tenderetes de los vendedores de miles de cosas que llenaban la plaza de Bibrambla. Y ahora sí lo vi, parado inmóvil junto a una de las puertas de la Alcaicería, sólo y quieto, como si me estuviese aguardando. Corrí hacia él, sorteando a la gente, empujando con los codos para abrirme paso, pero sin quitarle la vista pues no quería volver a perderlo. Él me seguía esperando, aunque aún no me había visto y no se dio cuenta de que había llegado hasta que lo estreché en mis brazos y besé su cara.


Felipe Romero
El segundo hijo del mercader de seda


4. Ruta literaria de Francisco Ayala

(Patrocinada por la Fundación Francisco Ayala, sujeta a condiciones presupuestarias de la Fundación


La Ruta Literaria de Francisco Ayala se inicia en la plaza de Gran Capitán y finaliza en el palacete del Alcázar Genil, sede de la Fundación Francisco Ayala. El recorrido nos permitirá conocer lugares con los que el escritor, durante los años en que vivió en Granada hasta su marcha a Madrid a los 16 años, mantuvo una especial relación: la calle San Agustín, el colegio de Niñas Nobles o el desaparecido barrio de la Manigua.


En el centro, bajo la balaustrada de macetas floridas, la fuente redonda, casi a nivel del suelo, con su surtidor; y junto a ella, tendido en el suelo también, el aro de juguete, azul y rojo, que una niña ha dejado caer. (…) y al otro lado, a la izquierda, un grupo de dos señoras, en sillas de mimbre, leyendo o conversando. (…)
Nuestro jardín, yo nunca lo había visto sino pintado en el cuadro. (…) ¡Hubiera deseado tanto poder alguna vez entrar, al menos por un ratito, asomarme siquiera, al jardín nuestro!
—Mamá, dime: ¿no podrías tú llevarme una vez a que vea el jardín?
—¿Para qué quieres verlo? —bromeaba ella—. ¿Para poder encontrarle todos los defectos a mi cuadro, y acribillarme luego a preguntas?

Francisco Ayala, Nuestro jardín en
El jardín de las delicias



5. Ruta literaria de Luis García Montero

La Ruta Literaria de Luis García Montero comienza en el paseo de la Bomba, donde se sitúa la casa familiar, y finaliza en el café-bar La Tertulia, punto de encuentro de nuestro poeta con intelectuales de la cultura granadina de su época. El recorrido pretende darnos a conocer los lugares granadinos más significativos de Luis García Montero relacionándolos con su obra literaria: su casa natal, el colegio de los Padres Escolapios, la Plaza Bibrambla, lugar de juegos y escapadas infantiles, etc.


Todas las ciudades tienen un jardín con estatuas, fuentes, paseantes y pájaros, envueltos con un brillo de luz ociosa. (…) Al lado del río Genil, a lo largo del Paseo de la Bomba y el Paseo del Salón, Granada tiene uno de estos jardines, cuidado o descuidado según las épocas del año y la afición de los alcaldes. Durante trece cursos, de la casa al colegio, del colegio a la casa, he cruzado por estos jardines cuatro veces al día encerrado en la pensativa soledad del niño y apurando hasta el último detalle de su claridad. (…)
Uno de tantos días, no sé si a la ida o la vuelta, si de mañana o de tarde, pasé como tantas veces por delante de la estatua que hay en el recodo más umbrío del jardín. Noté dos ojos clavados en mi espalda y volví la cabeza. No me extrañó que la estatua, después de tantas coincidencias, hubiese torcido también su cuello de piedra, para seguirme en mi camino diario, atenazada por la curiosidad.

Luis García Montero, Los jardinillos
en Luna en el sur




6. Ruta literaria de Garnata Al-Yahüd-Realejo

La Ruta Literaria de Garnata Al-Yahüd-Realejo hace su recorrido por este antiguo barrio judío mandado destruir por el Rey Fernando el Católico y donde se asentaron algunas principales familias castellanas. Se visitarán lugares como la placeta de la Puerta del Sol, la casa de los Tiros, plaza de Santo Domingo y campo del Príncipe, entre otros. Todos estos emplazamientos serán ilustrados con la lectura de escritores como Federico García Lorca, Felipe Romero, o fray Luis de Granada.



(…) Durante décadas reunió en la Cuadra Dorada a lo más selecto de nuestros rimadores. Fui yo, Juan Latino, quien mantuvo la pasión poética en largas justas y agudos debates donde se hablaba de lo inefable, de la lengua alógica necesaria al creador de versos, del espíritu y las formas de lo bello. Y yo, Juan Latino, Juan el negro, quien más se distinguió por la rapidez de su lengua y lo brillante de sus epigramas en aquellas asambleas donde la imaginación y el fervor por la poesía (lo que es igual: por la vida), arrebataban a cada uno de los congregados. (…)
Era León Roque de Santiago un joven de brillante ejercicio poético cuando lo conocí en la Cuadra Dorada, en la enigmática y luminosa estancia propiedad de los Granada Venegas donde el conde de Tendilla y otros próceres reunían a los autores más señalados de la época; bajo el techo multicolor, laminado en oro y plata del recinto, vivas imágenes de antiguos héroes y monarcas, inscripciones y signos cabalísticos, de un arcano saber hermético, formaban la sutil enredadera en la que nuestros versos quedaban prendidos, siempre bajo la misma intención expresada con un lema de íntimo y misterioso significado: El corazón manda.

Juan Latino
José Vicente Pascual